Ruta en coche por Alaska
Y por fin, llego el día de poder pisar la tierra soñada: Alaska. Esta ruta en coche por Alaska nos enseñará lo mucho que tiene por ofrecer y nos dejará con ganas de más, mucho más.
Aprovechando que el día 4 de septiembre es festivo en Estados Unidos, preparamos una escapada de tres días a Alaska. Fijando el campamento base en la ciudad Anchorage, nos iremos moviendo a través de las carreteras en busca de tesoros escondidos. Y sí, decimos aprovechando el festivo del 4 de septiembre ya que esa época nos pilló viviendo en la costa oeste por lo que todos los puentes y festivos había que aprovecharlos.
El viernes por la tarde salimos desde el aeropuerto de Portland (PDX) hacia Anchorage (ANC). Después de 3 horas y media de vuelo aterrizamos en Alaska.
Nada más aterrizar, empezamos a sentir el frío con exposiciones de los ropajes típicos del estado, así como de diferentes animales, el Caribú entre otros. Nos dirigimos a la oficina de alquiler de coches que se encuentra en el propio aeropuerto y como siempre, nos encontramos con una sorpresita al llegar al mostrador; una de las opciones que habíamos elegido al alquilar el coche no es aplicable en Alaska. Después de un tira y afloja, decidimos que es mejor coger el coche e ir a Anchorage, ya que mañana nos espera un madrugón. Pasadas las 12 de la noche, llegamos al hostal en el centro de Anchorage que será nuestro campamento base para el resto del viaje.
Día 1 de nuestra ruta en coche por Alaska
Cogemos la carretera AK1 en dirección sur hacia Portage. La carretera va pararela al mar por lo que las vistas son impresionantes y las paradas obligatorias. Hoy hemos alquilado un barco en Portage para poder ver la lengua glaciar que acaba en el lago del mismo nombre. Hasta el mediodía hacemos paradas en diferentes sitios para poder observar la naturaleza salvaje de Alaska. El recorrido en barco dura aproximadamente una hora y sale desde «Begich Boggs Visitor center«. Desde este centro de visitas hay unas vistas espectaculares del lago y los montes que lo rodean.
La verdad es que impresiona ver la lengua glaciar tan cerca y es muy diferente verlo cuando acaba en el agua que en la tierra. Muy recomendable.
Después del recorrido en barco, nos recomendaron una caminata cerca de allí. «Byron Glacier Trail«, es uno de esos sitios que desconoces pero que no te pueden sorprender más. El parking está junto a la carretera que accede al lago de Portage por lo que no hay pérdida. Desde allí comienza una caminata que te enseña un paisaje espectacular. Una especie de valle rodeado de glaciares. En nuestro caso, fue la sorpresa del viaje. El camino es de rocas por lo que se hace un poco pesado, pero si llegas hasta el final podrás tocar el glaciar que baja desde las montañas. Si tienes tiempo, ¡no lo pienses dos veces!
Día 2: Alaska, la última frontera
Amanecemos pronto y ponemos rumbo a la península de Kenai donde tenemos planeado hacer una ruta que nos enseñe un glaciar desde cerca: Exit Glacier Hike. Dejamos el coche en el parking del glaciar (Exit Glacier Center) donde hay un par de pizarras que nos indican los animales que se han visto y a qué hora. También hay una hoja de inscripción para los turistas que empiezan alguna de las rutas. A la izquierda del centro de visitantes comienza la ruta (Harding icefield hike) que nos llevará ladera arriba hasta ver el glaciar desde arriba. Después de recorrer la mitad del camino (hasta la cima hay 3.86millas), decidimos que no es el día de llegar hasta arriba, ya que las nubes no nos van a dejar apreciar la belleza del glaciar visto desde la cima. Después de hacer un pequeño tentempié, bajamos y seguimos las señales que indican el camino hasta la base del iceberg (Toe Glacier) para disfrutar de esas vistas espectaculares.
Después de asimilar estas vistas espectaculares que acabamos de ver, nos dirigimos hacía Seward, un pueblecito costero. Es el centro urbano de la zona y desde aquí salen barcos para ver las diferentes lenguas glaciares de la península de Kenai Fjords. Espectacular si tienes la suerte de poder embarcarte en alguno de ellos.
Día 3 de la ruta por Alaska: Hiking en un glaciar
Amanecemos con los nervios de quien sabe que le espera algo increíble por delante: ¡caminar sobre un glaciar! Antes incluso de que salga el sol, nos ponemos en pie con ganas de que empiece el día. Cogemos la carretera AK1 (¡cómo no!) en dirección norte y las vistas son espectaculares. El día está despejado y la luz del amanecer nos hace disfrutar de las montañas que rodean la carretera. Por si fuera poco, la naturaleza nos sorprende dejándonos ver un par de Mooses, como les llaman allí, cruzando la carretera.
Hemos contratado una excursión en la que aparte del guía se incluye el precio de la entrada al parque nacional así que vamos directamente al punto de encuentro donde nos facilitarán los crampones y desde donde saldremos con la furgoneta. Una vez en la base del glaciar, hacemos un corto recorrido a pie acercándonos cada vez más a la punta del glaciar. Nos calzamos los crampones y nos disponemos a andar, ahora sí, sobre el glaciar de Matanuska. Hay que decir que este glaciar tiene una anchura de 6.4km y mide algo menos de 43 km de largo, lo que hace que sea el glaciar más grande accesible en coche de los Estados Unidos. La siguiente hora la pasamos andando entre paredes de hielo y agujeros color azul iceberg. Es increíble sentir el crujido del glaciar bajo tus pies.
Al volver, y ya que Alaska nos está brindando un día espectacular, seguimos un poco más hacia adelante por la carretera AK1 donde encontramos un lugar perfecto para reponer fuerzas: un mirador desde el que observar la lengua del glaciar saliendo entre montañas. Después de reponer fuerzas decidimos seguir dejándonos sorprender por esa carretera y la verdad es que, como era de esperar, no tiene desperdicio.
RECOMENDACIONES PARA TU RUTA EN COCHE POR ALASKA
– Perderse por las carreteras. Si vas con tiempo, no lo dudes. Alaska es uno de esos destinos que te sorprende por sí mismo. Déjate llevar y acabarás en lugares increíbles.
– Coger algún crucero por los fiordos de Kenai que salen desde Seward. Sentir la inmensidad de la naturaleza desde el agua no tiene precio.
– Ir por libre a Matanuska. En nuestro caso, no haber hecho antes un recorrido sobre un glaciar nos hizo contratar la excursión. Es cierto que si ya tienes experiencia, recomendamos que te calces los crampones y hagas tu propio recorrido.
– Acercarse al río a ver salmones saltar. Hay muchos, muchísimos salmones. Se paciente porque de un momento a otro verás saltar algún salmón rojo.
– Pescar salmones. Desde la carretera verás un montón de pescadores metidos en el río hasta casi la cintura. Experiencia local 100%.
Lo que siempre nos acompaña en nuestras rutas
– Alquilar coche aunque la estancia en Alaska vaya a ser corta. Las carreteras principales están muy bien asfaltadas. No hay ningún problema de señalizaciones y al no haber mucha gente, rara vez encontrarás tráfico.
– Alquilar una furgoneta. A pesar de lo poco habitado que nos podemos imaginar Alaska, sus carreteras son un lujo. Recorrerlas en furgoneta o autocaravana y no depender de alojamientos (que sí que escasean cuanto más te adentras en la naturaleza) es una buena opción para optimizar tu tiempo. Te cruzarás con un montón de ellas y por lo que vimos, no parece que haya mucho problema en aparcar en cualquier lado, ¡siempre respetando la naturaleza!
Un sueño hecho realidad y un destino al que volver sin ninguna duda 🙂
Deja tu comentario