Noruega: Más que fiordos
En este post vamos a viajar al país de los fiordos, a Noruega, para adentrarnos en su salvaje naturaleza y paisajes de cuento. El sur de Noruega tiene más cosas que fiordos y si te gusta la montaña, volverás feliz de haber podido disfrutar de parajes extraordinarios.
Itinerario de viaje a Noruega
- Día 1: Vuelo a Haugesund y noche en Stavanger
- Día 2: KJRAG, la bola suspendida
- Día 3: Preikestolen (el púlpito)
- Día 4: Fläm, día de fiordos
- Día 5: Parque Nacional de Jostadalsbreen, ¡Glaciares!
- Día 6: Fiordo de Geiranger
- Día 7: Bergen
El primer día cogemos el vuelo a Haugesund, un pequeño pueblo a 2 horas de Stavanger y a unas 3 horas de Bergen. Este va a ser nuestro punto de partida y fin para la ruta circular que vamos a realizar por el sur de Noruega. Nada más aterrizar cogemos el coche de alquiler y nos dirigimos a Stavanger. Un bonito pueblo pesquero con gran ambiente en el puerto y en una de sus calles, la llamada «calle del color» (Ovre Holmegate), con sus pequeños bares con terrazas. Una calle de suelo adoquinado y cuidadosamente adornada, como de cuento.
Ruta de Kjrag o la bola suspendida
La ruta de la bola suspendida en el vacío a 1000 metros de altura. Junto con la ruta de Trolltunga, puede que se la ruta más famosa de Noruega. Es una ruta exigente (12 kilómetros) de aproximadamente 6 horas de duración (dependiendo ritmo y circunstancias climatológicas). Merece mucho la pena y no solo por el final ya que durante la ruta ves el fiordo (Lysefjorden) desde lo alto.
La ascensión se realiza prácticamente en su totalidad durante la primera mitad del recorrido, con una sucesión de subidas y bajadas que a veces desespera. Durante el recorrido, hay algunos tramos de escaleras y bastantes tramos de enormes rocas por las que subir con la ayuda de las cadenas que verás allí. Aunque pueda no parecerlo, es un recorrido asequible si estás en forma. Eso sí, con lluvia las rocas se vuelven muy resbaladizas y el camino se vuelve casi impracticable. En nuestro caso, ya en la bajada empiezan a subir las nubes por el fiordo y cae el diluvio universal. No se ve a un metro de distancia y la lluvia vuelve el camino impracticable. Paramos unos segundos en el único refugio que hay en el camino pero al ver que el tiempo no cambia, proseguimos la marcha. El tiempo es muy cambiante en Noruega y por suerte hemos podido llegar y disfrutar de la espectacular piedra suspendida.
Con buen tiempo, recomendamos la excursión totalmente. La salida a la bola es peligrosa pero aun así las vistas desde el lugar donde queda la bola, son espectaculares.
Para hacer la ascensión, hay un parking en la base por el que hay que pagar unos 30€. También hay una cafetería/restaurante con ventanales al fiordo, un lugar perfecto para reponer fuerzas y en nuestro caso, cambiarnos de ropa y secarnos. Los precios son acorde al país, por ejemplo: la sopa de pescado cuesta unos 12€ y una hamburguesa 16€.
Otro de los atractivos de la ruta es la bajada desde parking al pueblo (Lysebotn) a orillas del fiordo. Es una carretera en forma de «S» como la famosa de Trollstigen más al norte del país.
Cogemos el ferry para llegar al pueblo de TAU y merece la pena ya que se ve Kjerag desde abajo y el fiordo en sí es muy bonito.
Ruta de Preikestolen, la joya de Noruega
La ruta por excelencia. Comenzamos a subir a las 6.30 am para evitar aglomeraciones y aun así nos cruzamos con gente que también se dispone a subir y con gente que ha subido bastante antes. La ruta es mucho más sencilla que la de Kjerag del día anterior, ya que no se necesita ninguna ayuda de cuerdas ni cadenas para poder avanzar. Hay unos cuantos tramos con escaleras muy altas que hacen el camino un poco más exigente pero cómodo a la vez. El tiempo estimado es de 4 horas y unos 6 kilómetros pero puedes echar el día entero porque las vistas y caminos alternativos llamarán tu atención.
Las vistas arriba son espectaculares. El acantilado es impresionante y puedes asomarte todo cuanto quieras o el vértigo te permita. Una vez arriba hay diferentes caminos para poder asomarte a diferentes puntos del fiordo. Aún subiendo a esas horas ya hay cola para hacerse la foto en la esquina de la famosa roca, aunque todavía no muy larga en comparación con la que dejamos cuando empezamos el descenso a eso de las 10.30 am.
La bajada es casi peor que la subida porque hay tantísima gente subiendo a esas horas que no cabemos en las escaleras. Tiene que ser horrible hacer la ruta con tanta gente por lo que es muy recomendable madrugar mucho para hacer esta ruta a tu aire, sin apenas gente.
Pueblo de Fläm y primeros fiordos de Noruega
Amanece nublado el día pero aun así nos dirigimos a Gudvangen, antiguo pueblo vikingo para visitar el fiordo Nærøyfjord, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Cogemos un ferry que nos lleva por todo el fiordo hasta el pueblo de Fläm, y que por 10 euros más te devuelve en autobús al punto de origen.
El ferry está perfectamente preparado para poder disfrutar del fiordo ya sea en el interior con grandes ventanales como en el exterior, con varias terrazas en los diferentes pisos. En casi todos los ferrys, por no decir en todos los que nos hemos subido a lo largo de este viaje, ya sean turísticos o por la necesidad de no haber carretera, hay baños y servicio de comida.
Las vistas desde el ferry son espectaculares y tenemos suerte de que el día va levantando a medida que avanzamos por el fiordo. Al llegar a Fläm, nos encontramos con un pueblo de casas de madera, casi todas a las faldas del fiordo que son tiendas de souvenirs y locales de comida. En sí el pueblo no tiene mucho pero es desde esta localidad desde donde sale el famoso tren del mismo nombre por lo que muchos cruceros hacen una parada. Cerca de Fläm hay un mirador llamado Stegastein, es un saliente de madera y cristal en lo alto del fiordo con unas vistas espectaculares. El camino para llegar a él, como no podía ser de otra manera, es una carretera en zigzag en la que los semáforos son las ovejas o cabras que te cruzas por el camino.
Parque Nacional de Jostadalsbreen, glaciares en Noruega
Llega el turno del Parque Nacional de Jostadalsbreen, o la zona de los glaciares. Hacemos una parada en Nigardsbreen, una de las lenguas del glaciar más accesible en donde se pueden realizar rutas sobre el hielo. Hay un parking grande antes de comenzar la ruta que te lleva hasta las faldas de la lengua. También hay un pequeño barco que te hace el recorrido por el lago glaciar que se extiende frente a la lengua. Es un recorrido sencillo desde el parking hasta el glaciar pero muy bonito ya que transcurre a lo largo del lago.
Otra de las lenguas más conocidas es la de Briksdalbreen. Para llegar a ella hay que realizar otra ruta, un poco más larga que la anterior en la que pasas por una cascada (de agua procedente del propio glaciar, que cae muy fuerte y caudalosa) y sigues el camino del río. Al llegar, la imagen de la laguna junto con la lengua de fondo es espectacular.
En verano la lengua no queda tan abajo como nos comentaron, está bastante arriba pero puede que en invierno o primavera sea más espectacular. O quizá simplemente haya ido retrocediendo al derretirse con el paso de los años.
Toda la zona del parque nacional es muy bonita, con carreteras por las que de repente se puede avistar la parte alta del glaciar y quedarse con la boca abierta frente a su inmensidad.
Otro punto que nos impresionó en nuestra ruta por los fiordos en Noruega fue el lago de Lovatnet. Más grande de lo que esperábamos y con unas cuantas playas y salientes para poder bañarte en sus aguas turquesas mientras contemplas otra lengua del glaciar. Muy recomendable y mucho menos concurrido que otros puntos.
Geiranger: El fiordo más famoso
Este fiordo protegido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad podría decirse que es el fiordo de las cascadas, uno de los fiordos más famosos de Noruega. A lo largo del fiordo se pueden ver diversas cascadas caer de su altas montañas lo que hace especial a este fiordo. Como en otros, hay un ferry que te enseña estas cascadas aunque también está la opción de hacer una ruta en kayak por el fiordo. Una de sus cascadas más famosas se llama las siete hermanas, aunque también están las llamadas «el velo» o «el pretendiente» y mientras avanzas en el barco por el fiordo, te contarán las historia de cada una.
Bergen, vuelta a la civilización y fin de la ruta
La ciudad de Bergen es la segunda más grande de Noruega y su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad. Sus coloridas casas de madera son un atractivo junto con su mercado de pescados y su mirador desde Floyen al que podrás acceder mediante el teleférico. Una ciudad en la que volver a sentir el bullicio después de días en plena naturaleza sin apenas gente, aviso, el choque puede ser grande. A pesar de ser la segunda en tamaño, su parte más turística es muy manejable por lo que es una buena opción para terminar o empezar la ruta por los fiordos en Noruega.
Y aquí acaba un viaje que acabó convirtiéndose en una sucesión de paisajes de cuento. Naturaleza en estado puro.
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